A propósito D… Día de la Salud Mental Materna: Por una realidad al alcance de todas

Recuerdo aquellos días con un sabor agridulce, inmersa en dar lo mejor de mí sin saber aún cómo hacerlo. Noches eternas bañadas en llantos sin consuelo. Sólo dos o tres noches pero suficientes para marcar nuestras vidas y sacar fuerzas de flaqueza tras una cesárea que dolió más emocional que físicamente.

La soledad de la maternidad y el enorme impacto de un acontecimiento que cambió nuestras vidas. Comenzaba a desestabilizarme. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué estaba haciendo mal? Sin perder apenas tiempo, buscamos ayuda y ahora sé que habría sido maravilloso encontrar apoyo y acompañamiento psicológico en esos momentos.

Sin embargo, en el hospital sólo encontré una pediatra que me explicó cómo alimentar a mi bebé con leche de fórmula y me habló de depresión posparto sin derivarme a salud mental a pesar de que una de cada cinco madres experimentan episodios de depresión en el posparto.

El apoyo de mi pareja, a pesar de sus propios miedos y dudas, nos ayudó a superar una noche más hasta poder encontrarnos con uno de los recursos que nos dio impulso para continuar: más madres maternando en un taller de lactancia y una matrona actualizada que supo escuchar y acompañar.

Mi primera medicina: ¡qué importante para prevenir esa depresión posparto que aparecía sin apenas darnos cuenta! Salimos siendo otras: mi bebé y yo; mi pareja también pudo respirar por fin. Cada lunes una nueva dosis que, sin duda, consiguió hacer frente a mi sintomatología y conseguir que fuese más leve y que no fuese a más. Las noches pasaron a ser más tranquilas aunque recuerdo levantarme y llorar, varias veces, preguntarme por qué y dudar de mí misma como madre.

Conocía los recursos disponibles y sabía que, en mi situación, no me derivarían a salud mental, demasiado leve mi episodio. Decidí buscar ayuda y la encontré: una psicóloga perinatal que supo acompañar mi proceso y darme recursos para continuar. Ahora sé, también de primera mano, cuáles son algunas de las necesidades de las madres y, en concreto, cuáles fueron las mías: el apoyo de mi pareja, mi tribu de lactancia y profesionales actualizadas y formadas en perinatalidad. Mi camino no fue fácil pero tuve la enorme suerte de conocer los recursos y de saber dónde buscar ayuda. No quiero, sin embargo, que otras madres tengan menos suerte por no estar formadas en salud mental perinatal.

Hoy, 5 de mayo, día de la Salud Mental Materna, reivindicamos su consideración, cuidado y protección desde los recursos de salud como parte de seguimiento del proceso de búsqueda de embarazo, gestación y posteriores procesos de parto, puerperio y crianza temprana.

Los datos son alarmantes:

1 de cada 5 madres experimentan episodios de depresión en el posparto.

– 2 de cada 10 mujeres presentan un problema de salud mental durante el embarazo y el primer año tras el parto.

– Más del 75% de estas mujeres no son diagnosticadas, tratadas ni reciben ningún tipo de atención.

Las estadísticas hablan de casos reales, pero habrá muchos otros silenciados, por la propia culpa, por el desconocimiento, la falta de apoyo o, incluso, de medios para encontrarlo. La salud mental materna no ha de ser un lujo, ni en derechos económicos, ni siquiera fruto de un peregrinaje de profesionales y familiares que puede, o no, terminar en la meta adecuada. La salud mental ha de ser parte de la búsqueda del embarazo, de la maternidad y la paternidad y de la crianza, porque no hay salud sin salud mental materna y porque la salud integral de nuestros bebés depende de ello.

Desde la psicología perinatal se trabaja por la presencia de la figura de profesionales que acojan, atiendan, sostengan, intervengan, den recursos a madres que lo precisen tanto de un modo preventivo como en momentos en los que las situaciones ya han llegado a suponer una necesidad de intervención urgente. Todas las madres necesitan un seguimiento durante el proceso que va más allá de lo meramente físico y que está intrínsecamente conectado con su salud global y la de su bebé. Un seguimiento que debería ser un derecho innegable.

No dar un tratamiento adecuado tiene importantes consecuencias para la madre, el bebé, la familia y la sociedad en general.

Hagamos de la salud mental materna una realidad al alcance de todas.

Cristina Pozo Bardera. CM01904. Psicóloga sanitaria en Psicología Nido, Toledo. Especialista en salud mental perinatal, terapia familiar sistémica y mindfulness. Docente e investigadora en la Universidad de Castilla-La Mancha.

Saray López Morán. CM02547. Educadora infantil, psicóloga con mención en salud e intervención en trastornos mentales y del comportamiento. Máster en atención temprana y formación en psicología perinatal.

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