Como cada año, el 11 de abril se celebra el Día Mundial del Párkinson, para conmemorar el aniversario del nacimiento de James Parkinson, doctor inglés que describió por primera vez los síntomas de la enfermedad que lleva su nombre.
Debido al envejecimiento de la población a nivel mundial y a que la incidencia de la Enfermedad de Parkinson aumenta con la edad, se espera un incremento de esta en los próximos años, estimando que lleguen a ser más de 12 millones las personas afectadas por la enfermedad en 2040.
Actualmente, en España hay ya más de 160.000 personas que conviven con esta enfermedad neurológica degenerativa crónica, por lo que se hace necesaria la sensibilización de la sociedad para darla a conocer, ayudar a las personas y sus familias, y fomentar la investigación en este área. A esta sensibilización han contribuido algunas películas como “Despertares” (Awakenings) (1990), y documentales como “Un señor de la casa” (2017).
Esta enfermedad se produce por una alteración en los circuitos que generan la dopamina en el cerebro, debido a la acumulación de depósitos de alfasinucleína en zonas basales del cerebro, por causa desconocida, se estudian factores genéticos y ambientales, posiblemente de tipo viral o tóxico. Esta alteración produce síntomas tanto motores, como no motores. Los síntomas más conocidos son los primeros: temblor, rigidez, lentitud de movimientos y problemas posturales, pero también presenta otros síntomas emocionales y cognitivos como depresión, ansiedad y alteraciones neurocognitivas.
De manera temprana, se pueden encontrar síntomas neuropsicológicos como el deterioro cognitivo leve, caracterizado en el caso de la Enfermedad de Parkinson por un inicio lento y una progresión gradual, con un perfil neuropsicológico de alteraciones frontosubcorticales y por unos síntomas motores extrapiramidales que preceden a los síntomas cognitivos.
Una vez que la enfermedad avanza hasta niveles moderados o graves, se presentan síntomas neuropsicológicos en las funciones ejecutivas, como problemas de organización, planificación y resolución de problemas; en habilidades visoespaciales, como episodios de desorientación; en memoria inmediata, episódica y diferida libre, por la posible disfunción ejecutiva; en lenguaje, como problemas de fluidez verbal semántica; y también en fallos en la atención selectiva.
l tratarse de una enfermedad que no tiene cura, y al no conocer la causa que la produce hasta el momento, resultan tareas difíciles de planificar las estrategias de intervención, la prevención, el tratamiento y la rehabilitación, siendo imprescindible un enfoque multidisciplinar con el objetivo de ralentizar y minimizar los efectos de la Enfermedad de Parkinson en las personas y sus familias. Por tanto, se necesitan realizar más investigaciones en este campo, y se necesitarán más medios para atender las necesidades de las miles de personas que padecerán esta que será, sin duda, una de las enfermedades neurológicas con mayor incidencia a medio y largo plazo.
Víctor Manuel Aragón Navarro.
Psicólogo colegiado en el Colegio Oficial de la Psicología de Castilla-La Mancha.
CM02316
