A propósito D… Psicología forense, drogas y delito

España es el cuarto país de Europa a la cabeza en el consumo de cannabis y cocaína. Según la última encuesta sobre alcohol y drogas, las de mayor consumo son el alcohol, tabaco, hipnosedantes, cannabis y cocaína,

Se observa en este último año, y con respecto al anterior, un ligero aumento del consumo de tabaco, cannabis y cocaína; en la población joven, se estima que un 75% de los jóvenes son consumidores de alcohol y un 17% de los jóvenes de 15 a 34 años de cannabis.

¿Qué consecuencias para la salud mental y para la conducta de los consumidores tiene el consumo de drogas a largo plazo? Las drogas afectan a diversas regiones del cerebro, entre ellas el denominado circuito de recompensas, o la corteza prefrontal que participa en la planificación, toma de decisiones y control de impulsos. Comúnmente se ha restado importancia a los efectos del cannabis, pero en la actualidad son bien conocidos que sus efectos agudos y de su consumo crónico son: paranoia, pánico, alteraciones cognitivas (atención y memoria), aumento del riesgo de trastornos depresivos, psicosis y esquizofrenia. Un estudio reciente refiere que el 14% de las urgencias médicas por abuso de tóxicos ilegales, son por cannabis, y presentan crisis de ansiedad y pánico. En línea con esto, también se asocia con alteraciones de la conducta, concretamente con implicarse en delitos, tema en el cual nos centraremos ahora.

A lo largo del desarrollo de la Psicología Criminal, se ha intentado explicar las causas de la conducta delictiva. Existen diversos autores que exponen sus ideas al respecto. En la actualidad, son las teorías integradoras las que cobran más importancia, ya que tratan de agrupar componentes de teorías anteriores explicando el delito como un fenómeno de origen multifactorial. Uno de sus aspectos parte de que las características o variables explicativas, influyen de forma probabilística en el desarrollo de conductas delictivas. Estas variables que pueden interactuar entre sí, son los factores de riesgo y ayudan a estimar la probabilidad de que aparezcan estas conductas. Algunos autores estiman el 40% de la varianza explicativa del delito corresponde con variables individuales, por lo que las características propias del delincuente explican en gran parte el desarrollo de estas conductas, y es aquí donde tiene cabida la variable del consumo de drogas.

Las drogas se han relacionado en muchas ocasiones con la criminalidad, aunque no siempre se ha definido como un factor de riesgo para el desarrollo de estas conductas, muchas veces se ha considerado como una variable asociada con crímenes de tráfico de drogas o con hurtos como medio de obtención de la propia sustancia. Sin embargo, la mayoría de las investigaciones recientes, lo encuentran como un factor que aumenta por sí mismo el riesgo de desarrollo de conductas criminales, aunque no todas las drogas se relacionan con todas las tipologías delictivas.

Aunque aún falta mucho por estudiar, veamos qué sustancias se puede afirmar que aumentan el riesgo de conducta delictiva. Es importante señalar que cuanto más temprano es el inicio del consumo, mayor es el riesgo, y que la gran parte de los estudios se centran en las sustancias de mayor consumo o en los hábitos comunes (policonsumo):

 Cannabis: su consumo incrementa el riesgo de delitos contra la propiedad y relacionados con el tráfico de drogas. También aumenta el riesgo de conducta violenta cuando se consume de forma crónica. Algunos otros trabajos, lo relacionan con la conducta violenta también en población clínica (con un diagnóstico previo).

 Alcohol: es la sustancia que más se consume en nuestro país. Representa un factor de riesgo para delinquir, aumentando en 5 puntos el riesgo de delitos violentos, el riesgo de ser arrestado y el de utilizar armas para delinquir. Se relaciona sobre todo con crímenes impulsivos.

 Policonsumo (consumo de varias sustancias): recientes estudios afirman que el trastorno de dependencia severa o policonsumo puntual, incrementa el riesgo de participación delictiva, relacionándose incluso con la severidad del delito (en delitos sexuales).

En el ámbito de la Psicología Forense, la intoxicación por sustancias, o la adicción a estas es importante para la valoración de la responsabilidad penal. Como hemos visto las drogas afectan a regiones cerebrales implicadas en el control de impulsos, y nuestra legislación recoge como atenuante o eximente (en su caso) el estar en un estado de intoxicación plena o estado de síndrome de abstinencia durante la comisión del hecho ilícito. Es importante una valoración exhaustiva en estos casos, teniendo en cuenta la droga en cuestión, las reacciones típicas de esta, si produce síndrome de abstinencia, si el evaluado provocó este estado para la comisión del acto, y por supuesto, si el estado del evaluado durante la comisión le impedía la comprensión de la ilicitud del hecho y el control voluntario de sus acciones. También puede darse el caso de que el consumo continuado o crónico de una sustancia esté asociado a un deterioro cognitivo tal, que impida al evaluado comprender la ilicitud del hecho cometido. Recientes estudios evidencian que el consumo crónico de cocaína provoca daño neuropsicológico en funciones cognitivas y ejecutivas, además las funciones atencionales y ejecutivas se ven afectadas por el abuso continuado de cannabis.

En síntesis, la asociación entre las drogas y el delito es conocida desde hace tiempo, tiene consecuencias en la conducta humana y efectos en su salud mental y psicológica, pero su consideración como un factor de riesgo probado para el desarrollo de conductas delictivas es reciente, destacando así la importancia de los factores individuales en la explicación del delito.

Esther Pérez Camacho
Psicóloga Jurídica y Forense
Nº Colegiada: CM02353

2023-06-02 XV Jornada Regional Psicología y Sociedad (25)
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