A propósito D… Discapacidad y felicidad: Proceso de afrontamiento del diagnóstico de una discapacidad

Durante muchos años e incluso en la actualidad, muchas personas han considerado que una persona con diversidad funcional no es feliz, ni puede llevar a serlo. Algunas de las razones en las que se basan es que son personas dependiente de otros/as, incapaces de poder realizar actividades de la vida diaria de forma autónoma y, que siempre van a necesitar de la ayuda de un/a tercero/a. De hecho, es habitual escuchar expresiones como “¡pobrecito/a!”, “que pena me da”… Pero, ¿tú crees que esto es así? ¿Una persona con diversidad funcional no puede ser completamente feliz?

Al respecto déjenme decirles que, primero, estas expresiones están completamente fuera de lugar y que la mayoría de ellas se dicen por completa ignorancia de las situaciones y, segundo, las razones en las que se basan para afirmar que una persona con diversidad funcional no es feliz, son completamente falsas.

Proceso de afrontamiento del diagnóstico de una discapacidad.

En un inicio, el diagnóstico de una discapacidad supone un fuerte choque emocional tanto para la persona que la tiene como para los/as propios/as familiares. Desde el primer momento, es imprescindible que tanto la persona afectada como la familia reciban apoyo emocional por parte de profesionales y de personas cercanas (familiares, amigos/as…), dado que éstas últimas son un pilar fundamental en el proceso de afrontamiento.

Tras el diagnóstico, es imprescindible que las personas no se paralicen en el proceso. Muchas veces, la paralización en fases de inicio supone una sobreprotección familiar de las personas con diversidad funcional que, se desarrolla a lo largo de los años y que impide que la persona afectada pueda realizar su vida con total independencia y normalidad.

En este punto, es importante que, los/as padres y madres y familiares más cercanos comprendan, desde un inicio, que es necesario tomar las medidas oportunas y buscar la atención profesional necesaria para conseguir que la persona con diversidad funcional sea lo más autónoma posible.

El papel y concienciación de los progenitores y familiares es fundamental en el proceso de afrontamiento de una discapacidad. Son una pieza clave en el desarrollo posterior de la persona afectada y en la autonomía de la misma.

Respecto a la persona con diversidad funcional, dependiendo del caso, en algunas ocasiones no es consciente de que tiene una discapacidad y, en otras, pasa por un proceso de duelo que, con ayuda profesional, le permite ver opciones de las que inicialmente no era consciente.

El proceso de duelo por el que suele pasar tanto la familia como la propia persona se diferencia en fases:

1.- Negación: Niegan el diagnóstico inicial para intentar reducir el sufrimiento que les ocasiona el diagnóstico. Es habitual escuchar frases como “esto no puede ser, tiene que ser un error”, “voy a buscar una segunda opinión médica” “tiene que tener cura”…

2.- Ira: Supone una mezcla de sentimientos de ira y culpabilidad a la vez. En esta etapa suele producirse la sobreprotección.

3.- Negociación: Inicia el proceso de asimilación de la nueva situación. Comienzan a buscar alternativas para mejorar la calidad de vida de la persona.

4.- Depresión: Aunque comienzan a comprender la nueva situación, no terminan de aceptar la misma. En esta etapa suele producirse una mezcla de emociones entre dolor, tristeza y comprensión.

5.- Aceptación: Son capaces de afrontar la nueva situación y ver nuevas posibilidades que permiten la autonomía y desarrollo de la persona.

Felicidad y discapacidad.

La felicidad no depende de si tienes discapacidad o no, depende de cada persona y de la forma de afrontar las dificultades que te ponga la vida. Muchas personas con diversidad funcional son mucho más felices que otras que no la tienen, son capaces de ir más allá de su propia discapacidad y desarrollan otras capacidades para ser más autónomos/as y vivir lo mejor posible.

En mi caso, puedo decir que, a pesar de tener una discapacidad, soy completamente feliz.

Algunas recomendaciones para lograr esta felicidad son:

– Valórate a ti mismo/a y no sientas vergüenza de pedir ayuda si lo necesitas.

– Apóyate en la familia y las personas más cercanas de tu entorno que te hagan sentir bien.

– Busca ayuda profesional cuando lo necesites.

– Marcarte objetivos y haz todo lo posible para conseguirlos.

– No cambies todo de repente, evita aislarte y continúa haciendo todo aquello que te gusta y de haga sentir bien. Hay muchas formas diferentes de hacer las cosas.

– Practica deporte y actividades placenteras.

– Apóyate en personas que hayan pasado por situaciones similares.

– Disfruta de las pequeñas cosas.

Terapia cognitivo conductual en la situación de duelo.

La terapia que suele ofrecer mejores resultados para tratar procesos de duelo es la terapia cognitivo conductual. Esta terapia permite mejorar la sintomatología emocional que produce el diagnóstico, ayuda a reducir los síntomas derivados del proceso de duelo y trabaja en mejorar tu autoestima y autoconcepto. En todo caso, la técnica a aplicar dependerá de cada caso concreto.

SI estás atravesando un proceso de duelo por un diagnóstico reciente de discapacidad, no dudes en pedir ayuda psicológica profesional.

¡Tu discapacidad no debe, ni puede, impedirte recorrer tu camino!

Isidro Sánchez Rubio.
Psicólogo.
Nº Colegiado CM03010
Vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psicología de Castilla-La Mancha.

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