XVII Jornada de Psicología y Sociedad, hablamos con la psicóloga y ponente Elisa Múgica San Emeterio

Elisa Múgica San Emeterio es psicóloga, especializada en Psicología Clínica. Máster en Educación Sexual y Terapia de Parejas. Máster en Psicología Jurídica (UNED). Clínico Especialista en Terapia E.M.D.R. . Formación en Teoría y Métodos de Psicoterapia Integrativa. Especialista en trauma psicológico y emocional en niños y adultos. Especialista en trastornos y trastornos disociativos

P.- En los últimos años, a través de los medios de comunicación, hemos conocido un aumento de los casos de agresiones sexuales, muchos de ellos con carácter grupal, ¿Dónde puede estar el origen de estos hechos?

R.- Aunque ahora somos más conscientes de su existencia, las agresiones sexuales —incluidas las grupales— han estado presentes durante décadas, solo que no se hablaba de ellas. El cambio es que las víctimas están empezando a ser escuchadas y la sociedad se está atreviendo a mirar de frente una realidad que antes se ocultaba. Eso es una buena noticia.

Lo preocupante es que, a pesar de los avances en igualdad y educación, seguimos viendo patrones muy dañinos en algunos grupos de jóvenes: una sexualidad deshumanizada, influida por la pornografía extrema, falta de educación afectiva y emocional, y modelos de masculinidad que asocian poder con violencia. Todo esto puede favorecer dinámicas grupales donde se diluye la responsabilidad individual y se desactiva la empatía.

Por eso son tan necesarias jornadas como la de Cuenca, que permiten abrir espacios de reflexión social y profesional sobre problemas que nos afectan a todos y todas, y en los que la psicología tiene mucho que aportar.

P.- ¿En qué consiste y en qué casos se aplica la terapia E.M.D.R.?

R.- La terapia EMDR es una herramienta terapéutica muy potente y avalada científicamente para tratar traumas. Se basa en ayudar al cerebro a “procesar” recuerdos dolorosos que han quedado congelados, como si no pudieran archivarse correctamente. A través de estimulación bilateral (como movimientos oculares, sonidos o golpeteos alternos), se activa el sistema de procesamiento natural del cerebro para que esas experiencias puedan integrarse sin seguir generando malestar.

Está especialmente indicada en personas que han vivido situaciones muy impactantes: abusos, violencia, accidentes, pérdidas traumáticas… Pero también se usa con éxito en traumas tempranos, ansiedad, fobias o bloqueos emocionales. Es una terapia que respeta mucho el ritmo del paciente y permite acceder de forma segura a vivencias que están en el fondo de su malestar.

Espacios como esta jornada nos permiten precisamente dar a conocer este tipo de intervenciones y poner sobre la mesa que el sufrimiento emocional tiene tratamiento, y que la psicología es una herramienta transformadora.

P.- ¿Quiénes tienen mayor capacidad de recuperación o resiliencia, tras sufrir un trauma psicológico, los niños o los adultos?

R.- La resiliencia no es una cualidad fija, sino algo que se puede construir, reforzar y también perder si no se cuida. Los niños tienen una gran capacidad de adaptación gracias a la plasticidad de su cerebro, pero también son muy vulnerables: necesitan entornos seguros y adultos que los protejan emocionalmente.

Los adultos, por su parte, pueden tener más herramientas cognitivas para entender lo que les ocurre, pero también arrastran historias más largas de sufrimiento no atendido, lo que a veces hace más difícil el cambio. En ambos casos, el entorno y el acompañamiento terapéutico son clave.

P.- ¿Cuáles pueden ser las causas de la creciente demanda de atención psicológica en niños y adolescentes?

R.- Estamos viendo un aumento en la demanda por varios motivos. Por un lado, la pandemia y sus consecuencias han tenido un impacto emocional importante. Pero también influye la presión escolar, el aislamiento digital, la falta de tiempo de calidad con adultos de referencia, e incluso la dificultad para expresar lo que sienten en un mundo que va muy deprisa.

Lo positivo es que hay una mayor conciencia social: padres, profesorado y profesionales sanitarios están detectando antes el sufrimiento emocional. Ya no se piensa tanto que “se les pasará con el tiempo”, sino que se busca ayuda especializada, como debe ser.

Estas jornadas regionales son una excelente oportunidad para visibilizar estas necesidades y compartir conocimientos que puedan mejorar la atención a niños, adolescentes y también a los propios profesionales que los acompañamos. Hablar de trauma en la infancia, como haremos en Cuenca, es hablar de prevención, de cuidado temprano y de romper ciclos de sufrimiento. Es una inversión en salud mental a largo plazo.

2023-06-02 XV Jornada Regional Psicología y Sociedad (25)
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