Tal y como se acordó en la primera reunión de la Mesa para la Prevención del Suicidio de Albacete, el próximo sábado, 10 de septiembre, a las 20:00 horas, en la albaceteña Plaza del Altozano, tendrá lugar un acto para conmemorar el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.
El Colegio Oficial de la Psicología de Castilla-La Mancha, como institución que mucho tiene que ver con la salud mental y que se encuentra plenamente sensibilizado con esta causa, participa activamente en la conmemoración de este día, con la donación de setenta flores blancas y la presencia en el acto de María Dolores Gómez Castillo, María del Mar Aguilar e Isabel Hinarejos, decana, secretaria y tesorera del colegio, respectivamente, en el que se pretende visibilizar la necesidad y la urgencia de crear de un Plan Nacional para la Prevención del Suicidio.
Está previsto que se efectúe la lectura de un Manifiesto para la prevención del suicidio, que puedes descargar pulsando en este enlace, a cargo de representantes, voluntarios y/o usuarios de Lassus, AFAEPS, Talitha, Cruz Roja y el Teléfono de la Esperanza.
Posteriormente se llevará a cabo un encendido de velas. Los asistentes al acto podrán participar en el encendido de cien velas, como símbolo de las personas que este año han perdido la vida por esta causa, formando un gran corazón de luz.
Actos en Ciudad Real.
También en Ciudad Real se llevarán a cabo actos para conmemorar el Día del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, en este caso, organizados por la Asociación para la Prevención e Intervención del Suicidio y Supervivientes de Castilla-La Mancha, (APISYS-CLM)
En este caso será Margarita Velascoín, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de la Psicología de Castilla-La Mancha, la persona que participe en representación de esta institución colegial, en los actos programados el sábado 10 de septiembre en la plaza mayor de Ciudad Real.
El suicidio, primera causa de muerte no natural en España.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2020, 3.941 personas se quitaron la vida, el año que más personas se suicidaron en España desde que hay registros. Es un 7,35% más respecto al 2019 y el segundo año consecutivo de subida. Esa cifra supone un suicidio cada dos horas y cuarto, 11 personas al día. La defunción por suicidio fue de nuevo la primera causa de muerte no natural en España, y segunda causa de muerte en jóvenes de entre 15 y 29 años. Lleva 13 años consecutivos siéndolo volviendo a superar a los accidentes de tráfico, caídas accidentales y ahogamientos.
A las muertes por suicidio hay que añadir los intentos y la ideación suicida. Según cálculos de la OMS, existirían unos 20 intentos por cada suicidio. Eso significa que en un año podrían producirse en torno a 80.000 intentos de suicidio al año en España, y que entre dos y cuatro millones de personas posean ideación suicida a lo largo de su vida.
Es, por lo tanto, un asunto muy preocupante que, probablemente, se haya podido ver agravado con la crisis generada por la Covid-19 y el impacto que ésta está teniendo en la salud mental de la población.
Aunque es un problema multicausal y complejo, una parte de la respuesta se encuentra en el hecho de que sigue siendo un tema tabú y sobre el que existen muchos mitos. Entre otros, hay un temor extendido y completamente infundado a que nombrar el suicidio lo atraiga o lo provoque. La evidencia nos muestra, justo, lo contrario: si algo puede contribuir a que no se produzca un suicidio es, precisamente, darle voz a la persona que se lo plantea, ponerle palabras al sufrimiento que hay detrás y generar los espacios necesarios para que encuentre alternativas y sepa lo qué le está sucediendo. Aquello de lo que no se habla, no existe. Si algo no forma parte de la conversación, si no se comprende su trasfondo, es invisible y no se atiende.
Desde hace años, el colectivo de profesionales de la Psicología viene insistiendo, frente a las diferentes autoridades sanitarias, en la necesidad de diseñar e implementar una estrategia multidisciplinar y coordinada para la prevención del suicidio, que ofrezca una respuesta integral y que dé cuenta de la naturaleza multicausal de los comportamientos suicidas. Cualquier respuesta a un problema tan complejo debe, necesariamente, prestar atención a la prevención, la intervención y la posvención y considerar, al menos, la dimensión social, clínica y cultural de las conductas suicidas.
