Laura Pérez Gutiérrez es psicóloga y creadora del centro de psicología Jara de Abril en Los Yébenes (Toledo). Está especializada en EMDR, IFS, Somatic Experiencing, neurofeedback, tDCS, TCC, hipnosis ericksoniana, técnicas proyectivas o mindfulness
P.- ¿En qué consisten técnicas como Somatic Experiencing, neurofeedback, o hipnosis ericksoniana, y en qué casos pueden ser aplicadas?
R.- Son técnicas muy diferentes pero complementarias en la práctica de la psicoterapia. Yo suelo trabajar desde la perspectiva de trauma, y desde ese enfoque, aplico dichas terapias, entre otras. No obstante, no suele ser suficiente utilizar una sola técnica. Es importante integrar varias para así trabajar el consciente y el inconsciente, el pensamiento, la emoción y la sensación, lo individual y lo grupal, etc.
En este sentido, Somatic Experiencing trabaja a partir del cuerpo. El rastreo de las sensaciones y la pendulación entre ellas, nos permiten el trabajo del trauma en una baile entre vórtice y contravórtice traumáticos. ¡Resulta impresionante los secretos, recuerdos o impacto que alojan los diversos rincones de nuestro cuerpo!
Por otro lado, el neurofeedback es una técnica de entrenamiento cerebral a partir de los patrones neuronales del paciente. En este caso, se hace un registro electroencefalográfico individualizado (con ojos cerrados y abiertos) y un estudio cuantitativo de las ondas presentes y, en función de los resultados, se establece un protocolo de intervención. El paciente, a través de refuerzos visuales y auditivos coherentes a su actividad cerebral (registrada a tiempo real por el terapeuta) va modificando los patrones neuronales, de acuerdo a los criterios determinados en el protocolo. El neurofeedback se ha estudiado en numerosas patologías y cada vez tenemos más evidencia científica de su utilidad en TDAH, ansiedad, adicciones o trauma, entre otros.
Finalmente, la hipnosis ericksoniana es en sí misma una forma de comunicación muy útil en terapia. Se diferencia de la hipnosis clásica en varios aspectos, siendo para mí el propio lenguaje y el estilo de acompañamiento al paciente, dos de sus principales ventajas. Puede emplearse de formas diversas para ayudar al paciente a realizar cambios inconscientes. En mi caso, con el tiempo, el lenguaje ericksoniano va integrándose cada vez más en mis formas de trabajar, en mi expresión, mis propuestas y dinámicas y en las técnicas más simbólicas (caja de arena o dibujos proyectivos).
P.- ¿Se puede establecer un patrón de aquellos casos en los que es más fácil superar un trauma?
R.- El TEPT simple tiene muy buen pronóstico. Un evento único (un accidente, un atraco, etc.) aislado suele resolverse en pocas sesiones, de manera más o menos sencilla.
El TEPT complejo es otra cosa. Cuando se trata de un paciente que ha sufrido numerosos eventos que además suelen venir encadenados o acoplados y más si se han dado desde la infancia, el caso se complica.
Apuntaría algún factor más. Cuando se trata de traumas relacionales o de apego y cuando hablamos de experiencias faltantes (lo que no se hizo, lo que no se apoyó…) muchas veces añade mayor complejidad al caso. Finalmente, creo que el trauma invisible, que se origina sigilosamente, es uno de los más exigentes en terapia.
P.- ¿Cuál es su opinión sobre la creciente demanda de atención psicológica por parte de la población más joven?
R.- Puede haber muchas causas posibles tras esta demanda. Por un lado creo que en estos tiempos hay mayor información, acceso y conciencia sobre la ayuda de la terapia. Por otro lado, creo que los cambios en la forma de vida también son determinantes. Tenemos acceso a ‘todo’ y dentro de una inmediatez asombrosa y esto, junto con las redes sociales, creo que crea una falsa realidad que está haciendo estragos en el día a día de los más jóvenes especialmente, generando mucha patología y pérdida de identidad y del sentido de vida.
No obstante, también considero que parte de la divulgación en medios de comunicación y en series, la introducción de términos y teorías psicológicas, etc. llegan a las personas jóvenes y a las no tan jóvenes, creando necesidades quizás no tan ciertas en algunos casos.
P.- ¿Es de la opinión, cada vez más generalizada, de que vivimos en una sociedad cada vez más deshumanizada?
R.- Depende lo que se entienda por deshumanizada Considerando que se refiere a falta de emociones, de empatía, de grupo, etc. y de acuerdo a mi respuesta a la pregunta anterior, mi teoría es que la inmediatez, la rapidez, la saturación de información y la sobrecarga en esta sociedad actual son ingredientes perfectos para salir de la conciencia y entrar en automatismos, lo que nos lleva a funcionar entre ambos extremos: completamente deshumanizados metidos en interminables espirales de trabajo, ocio inimaginable, metas inalcanzables, etc. y extremadamente ‘humanizados’ con excesos de sensitividad y sensibilidad en muchos casos.
No obstante, a pesar de las afirmaciones anteriores, mi trabajo me acerca a las personas y en consulta podemos ver esa parte más humana. Esa esencia más primigenia que se aloja en cada uno de nosotros y que, cuando nos permitimos parar, conectar con nosotros mismos y con los demás, nos devuelve a la vida con un rumbo más claro y un poquito más de alma.






